viernes, 16 de noviembre de 2007

GRACIAS


Siempre he sido una persona, que ha huido en la medida de lo posible de los enfrentamientos.. y más aun con alguien de su familia.

Pero desde hace cierto tiempo, la persona que más quiero en este mundo, me hizo abrir los ojos, y me dijo que tenia que espabilar y no dejarme pisar más por la gente y menos aun por miembros de mi familia, que por mas que fueran de la familia, no tienen derecho a manejar mi vida.

Ahora quiero darle las gracias. Gracias por estar siempre, en lo bueno y lo malo, en lo fácil y más aun en lo difícil, por ayudarme a mirar adelante sin miedo a ver lo que hay delante, por darme un pequeño empujoncito para saltar a la vida, por enseñarme a ver las cosas de más maneras…

En realidad te doy las gracias por haberme enseñado y ayudado a madurar y por enseñarme la puerta para ver la vida de verdad y no por un agujerito. Gracias por ser tú y por ser como eres. Por estar siempre hay y no dejarme nunca sóla.

GRACIAS

jueves, 15 de noviembre de 2007

¿Y DÓNDE ESTABAS TÚ?

¿Dónde estabas tú cuando te necesitaba? ¿tan mal me porté contigo? ¿tanto daño te hace mi existencia, que luchas por eliminarme, como si fuera uno de tus motivos para vivir? ¿por qué me engañaste durante tantos años con caricias que no significaban nada para ti y palabras que ahora me duele tanto recordar? ¿por qué me arropaste con mentiras y falsos sentimientos de amor? De verdad…¿tanto te duele mi existencia? ¿no me has quitado ya bastante, que ahora pretendes ahogarme quitándome hasta el poco aire que tengo? ¿no crees que ya sería hora de dejarme en paz? ¿de dejarme vivir?

Hacia dónde iré cuando consiga escapar de ti no lo sé, qué haré cuando llegue allí es aun un misterio, solo se una cosa… que no podrás seguirme ni volver a hacerme daño y así morirás en el olvido y sólo quedará de ti, un pequeño y borroso recuerdo de un día de marzo… el día en que no debiste volver.

Estas palabras están dedicadas a una persona que ha influido mucho en mi vida, y que por fortuna o por desgracia aún lo sigue haciendo con sus actos y decisiones. Y aunque sé que jamás leerá estas líneas, me gustaría decirle desde aquí, que nunca pudo, ni podrá hundirme.